domingo, 27 de julio de 2008

Ser interior

Desde hace mucho tiempo estoy viviendo una doble vida. Ya no me acuerdo cuando empezó. Hay dos "yo", dos facetas muy diferenciadas y casi antagónicas, dos seres en lucha.

Está mi yo verdadero, mi ser interior. Mi espíritu. Este es el ser que con cierto esfuerzo se puede llegar a conocer al tratarme en persona. También puede ser descubierto leyendo entre líneas en todo lo que escribo, buscando las ideas de fondo en todo lo que comunico.

El otro ser es el cascarón exterior, la fachada. Una identidad creada para agradar a los demás, una personalidad que es lo que los demás esperan. Algo entendible, algo que encaje en los parámetros que crearon.

En este momento llevo a los dos "yo" dentro mío. Y me molesta la situación. Pero no me molesta del modo que estás pensando. No me molesta la indefinición, porque yo ya lo tengo definido. Ya tomé partido.

El tener que vivir la doble vida me trae muchos problemas. La gente me ve viviendo de una manera, pero cuando indagan hay incongruencias, inconsistencias muy grandes como para dejarlas pasar por alto. Pero necesito vivir de esta manera ya que la cáscara alimenta al núcleo, consigue el dinero y me hace pasar como uno más en la sociedad.

¿Pero cuál es la necesidad real? ¿Acaso el núcleo desea ser alimentado por el cascarón? Habría qué preguntarse qué es lo que quiere el espíritu, cuál es el anhelo de mi ser interior.

Porque lo que realmente quiero, lo que deseo por dentro, no me lo puede dar el exterior. No me lo puede dar mi "costra social", y no me lo puede dar la gente que me rodea.

Ese ser interior cada vez siente (siento) más opresión de la corteza. Como dije antes, hay una lucha. El espíritu quiere emerger y tomar total control, para evitar ser sofocado por la influencia externa que me encausa hacia un camino que aborrezco.

Es obvio que ya no hay convivencia posible, y una de las dos facetas debe desaparecer. Una de las dos vidas se tiene que terminar, para dar lugar a la plenitud de la otra. Y la que quiero que muera es la exterior.

Claro, si el ser exterior muere seré incompatible con la sociedad que me rodea. La sociedad como estructura tiene un mecanismo de defensa que sistemáticamente destruye a los seres libres a los cuales teme. Los seres libres son la transistasis, dejan la puerta abierta al cambio, no le tienen miedo a lo diferente porque son lo diferente.

Y si, estoy demasiado cansado del estado latente y larvario. Quizás sea hora de que la lucha se dé finalmente, y ver si la uniformidad puede consumirme o yo puedo darle batalla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusto el ante ultimo parrafo....
Mi lucha interior siempre es el geek anti social q casi no tiene amigos y q es MUY selecto con quien le agrada versus...un personaje que intenta encajar y lo logra a medias....

No se.
No creo q sea el lugar para un brain dump (descargo psicologico dicho de otra manera) ni terapia grupal...

ICeman dijo...

La gente siempre espera cosas bastante pedorras de los que lo rodean, como un estándar. Cuando en el fondo todos sabemos que cada persona es un mundo, esperamos un comportamiento totalmente predecible e igual al de los demás.
Quizás no sepamos manejar la posibilidad de conocer a los otros como realmente son, o es que simplemente no lo queremos saber :(